viernes, 3 de octubre de 2014

La manzana de la discordia


El diccionario nos define la palabra discordia, para referirse a todo lo que implica: oposición, desavenencia de voluntades o diversidad de opiniones, sus formas sinónimas se expresarían como: Disconformidad, Divergencia, Desafección, Oposición, Contradicción, Conflicto, Discordancia, Antagonismo, Herejía y Apostasía.

Cuando las notas musicales son discordantes, significa que la armonía musical no se logra, en cambio cuando los “acordes musicales” se mantienen, las notas resultan agradables al oído, y la música se puede disfrutar. La perfecta sincronía de los movimientos de una maquinaria estarán “acordes” a la función de movilidad para lo cual fue diseñada.

La manzana de la discordia” es una expresión muy difundida que hace referencia a la manzana dorada que, según la mitología griega, la diosa Eris (Ερις, “disputa”) destinó “para la más bella” en la boda de Peleo y Tetis, encendiendo una disputa entre Hera, Atenea y Afrodita que terminaría llevando a la Guerra de Troya, Así, la «manzana de la discordia» se convirtió en lo menos ofensivo para sostener un argumento, o para un asunto menor que podía llevar a una gran disputa.

Debido a su actuación, la diosa romana equivalente a la griega Eris fue bautizada: "Discordia". Además, en alemán y neerlandés esta expresión se usa coloquialmente muy a menudo, literalmente  como “manzana de la riña”.

¡Asombrosas definiciones! , para poder referirnos con mayor comprensión a toda obra de maldad que ha estado presente en el mundo, haciendo oposición a los planes de Dios establecidos.

Así mismo, comprendemos, que es en el corazón, donde opera este laboratorio maléfico, contradictorio, discordante, hereje,  antagónico y apostata, disfrazado con apariencia de pureza y gran valor, pero que esconde las peores intenciones.

Santiago Apóstol decía: ¿de dónde vienen las guerras  y los pleitos entre vosotros? No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros?  Stg 4:1, refiriéndose al origen del pecado, a la carnalidad y al espíritu contencioso, donde lo que hay son malos deseos.   

Proverbios 17:3. “El crisol para la plata, y la hornaza para el oro; pero Jehová prueba los corazones, 4, el malo está atento al labio inicuo; y el mentiroso escucha la lengua detractora.”  

Proverbios 6:19 “El testigo falso que habla mentiras, y el que siembra discordia entre hermanos.”

La discordia, comprendida así, nos muestra todo el alcance de la obra destructora que va directo a sembrarse en el corazón del hombre, para permanecer generación tras generación generando guerras y conflictos que solo traen destrucción. Identifiquémosle como un principado de maldad que permanece operando, haciendo oposición a los designios de la voluntad de Dios.

De familias desunidas, de familias atacadas por Satanás es que nacen los problemas de las sociedades, de las naciones. Ismael, padre de los árabes miraba con recelos a su hermano Isaac. Desde entonces ambas naciones se odian y no se pueden ver, aunque son hermanas del mismo Padre.

Sin embrago con todo esto, se cumplirá la Palabra  de Dios y la escatología Bíblica mostrada en los anuncios proféticos, seguirá cumpliéndose a pesar de toda oposición y Cristo Nuestro Señor gobernará este mundo.

Nosotros los que creemos. “Seamos solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vinculo de la paz; un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y en todos”. Efesios 4:3-6

Nadie se pone en acuerdo si tiene a la diosa Eris llàmese tambièn Discordia en su corazón, tiene que estar en paz, para vivir la perfecta comunión, recibiendo la presencia del Santo Espíritu de Dios, y que habite Cristo por la fe en su  corazón.

Dios te Bendiga.
Tu Hno. Roger Blanco

miércoles, 1 de octubre de 2014

Dos hijos, un Padre, una gran discordia, dos grandes naciones.

Dios dijo a Agar que iba a levantar una gran nación de Ismael, una nación de cazadores, de guerreros, de arqueros y Dios le dijo a Abram que sobre él se levantaría otra gran nación, la nación judía. Así que tanto Ismael como Isaac iban a ser bendecidos.

Cuando Agar queda embarazada, mira a su Señora con desprecio (Gen. 16:4-9) con envidia, y como Saraí la afligía, la oprimía, la maltrataba, Agar decide huir al desierto. En el desierto recibe al ángel del Señor que le dice que regrese a la casa de Abram, que sea sumisa a Sara, que vuelva a servirle a su Señora.

El ángel le dice que ella dará a luz a un niño que se llamará Ismael.(Dios oye), pues Dios había escuchado su aflicción. El ángel le dice que sobre Ismael Dios levantará una gran nación, que Ismael será un diestro arquero, un valiente guerrero. Entonces Agar regresa a la casa de Abraham y vuelve a ser sumisa y le sirve a Sara.

Y dijo el ángel de Jehová: Vuélvete a tu señora, y ponte sumisa bajo su mano.
Génesis 16:9

Además le dijo el ángel de Jehová: He aquí que has concebido, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Ismael, porque Jehová ha oído tu aflicción. Y él será hombre fiero; su mano será contra todos, y la mano de todos contra él, y delante de todos sus hermanos habitará,
Génesis 16:11-12

El ángel que Dios envió a Agar quien lloraba en el desierto y huía de Sara le llevó un mensaje profético que muy pronto tendrá su cumplimiento.

Dios le prometió a Agar que su hijo Ismael sería un gran guerrero muy fiero, Sobre Ismael se levantaría una gran nación, una nación muy numerosa.

En estos versículos Dios a través del ángel le declara a Agar que los descendientes de Ismael levantarán un reino que sería contra todos y todos contra él. Ese reino, en el cual el rey reinará en medio de sus hermanos, es el imperio del anticristo. El anticristo será un descendiente de Ismael que logrará la unión de su pueblo y que reinará en medio de todos los árabes. Ese reino se levantará contra todos y todos irán contra él.

La situación en el hogar de Abram empeora al nacer Isaac. La vida para Agar y su hijo Ismael se hace insoportable. Las relaciones entre la sierva y Sara se tornan muy difíciles a causa de los niños. Ismael que le lleva 14 años a Isaac comienza a burlarse de Isaac. Sara no soporta las humillaciones y le reclama una vez más a Abram y le pide que eche a su sierva Agar de la casa.
Entonces Abram contristado consulta a Dios.

Y vio Sara que el hijo de Agar la egipcia, el cual ésta le había dado a luz a Abraham, se burlaba de su hijo Isaac.

Este dicho pareció grave en gran manera a Abraham a causa de su hijo.

Entonces dijo Dios a Abraham: No te parezca grave a causa del muchacho y de tu sierva; en todo lo que te dijere Sara, oye su voz, porque en Isaac será llamada descendencia.
Génesis 21:9-12

Y también del hijo de la sierva haré una nación, porque es tu descendiente.
Entonces Abraham se levantó muy de mañana, y tomó pan, y un odre de agua y lo dio a Agar, poniéndolo sobre su hombro, y le entregó el muchacho y la despidió. Y ella salió y andando errante por el desierto de Beerseba.
Génesis 21:13-15

Definitivamente en este momento se estableció la supremacía de Isaac sobre Ismael. Sería en Isaac que Dios le daría la descendencia a Abraham. Isaac sería el elegido de Abram e Ismael sería echado del hogar con su madre Agar. Las burlas del niño, la mofa, el menosprecio fueron las causas para que Abram tomara la decisión de echarlos del seno familiar.

Agar sufría por causa de la actitud del Ismael. Ciertamente que se hizo imposible que ambos niños permanecieran juntos, entonces vino la división, la separación, ya la raíz de la discordia había crecido y jamás se volvería a tener paz entre los descendientes de Isaac y los descendientes de Ismael.

Ahora encontramos a Agar vagando por el desierto, el pan y el agua se han terminado, sólo ella espera la muerte. El dolor la consume, la desesperación, el rechazo de Abram y la maldad de su señora. Ella había sido obediente al regresar a la casa, pero en vez de que la situación mejorara la misma había empeorado desde el nacimiento de Isaac.

Ahora Agar no quiere ver morir a su hijo, así que lo abandona a la suerte.

Y faltó el agua del odre, y echó al muchacho debajo de un arbusto, y se fue y se sentó enfrente, a distancia de un tiro de arco; porque decía: No veré cuando el muchacho muera. Y cuando ella se sentó enfrente, el muchacho alzó su voz y lloró.
Génesis 21: 15-16

La escena era agobiante, terriblemente triste. Agar estaba destrozada. Ya no tenía agua, el odre estaba seco y el efecto de la sed se hacía sentir. Luego de vagar por el desierto encontró un arbusto y colocó al joven Ismael bajo el mismo y ella se movió enfrente del arbusto, a distancia de un arco, para no ver morir a su hijo.

Era algo injusto para ella, Ismael era el hijo mayor de Abram, y no era justo que la echaran así de la casa. La pena, el sufrimiento, el dolor la consumía. Y mientras pensaba en la muerte de su hijo, mientras pensaba que estaba sola en medio del desierto, sin posibilidad alguna de sobrevivir, Dios se acordó de ella al escuchar los gritos del niño.


Isaac e Ismael. La Biblia y El Corán

Isaac e Ismael.  La Biblia y El Corán

Para explicar el odio desde siempre

El otro pueblo semita es, como hemos mencionado ya, el árabe, que como el judío, clama descender de Abraham, pero no a través de la línea Isaac-Jacob, sino de la línea de Ismael, el hijo mayor de Abraham pero ilegítimo, habido con la esclava Agar.

Una descendencia que recoge el propio Corán, el libro sagrado del islam que fue predicado a los árabes antes que a ningún otro de los muchos pueblos que luego se islamizarán:

“Y cuando hicimos de la Casa lugar de reunión y de refugio para los hombres. Y: “¡haced del lugar de Abraham un oratorio!” Y concertamos una alianza con Abraham e Ismael: que purificaran mi Casa para los que dieran las vueltas [referencia a los giros rituales que dan los fieles alrededor de la Kaaba], para los que acudieran a hacer un retiro, a inclinarse y a prosternarse” (Coran. 2, 125).

El versículo coránico halla su base bíblica en el libro del Génesis donde leemos como Dios promete a Agar, su madre: “Levanta al chico y tenle de la mano, porque he de convertirle en una gran nación” (Ge. 21, 18).

De hecho, cuando Dios firma su alianza con Abraham, Ismael es todavía su único hijo, tanto que en cumplimiento de la alianza, lo circuncida en idéntico día que él mismo se circuncida (Gn. 17, 23-27).
Ismael, expulsado de la casa de su padre una vez que la otrora estéril Sara ya ha tenido a Isaac, tendrá, al igual que su sobrino Jacob, doce hijos: Nebayot, Quedar, Adbeel, Mibsán, Mismá, Dumá, Masá, Jadad, Temá, Yetur, Nafís y Quedmá. (Gn. 25, 13-15).

La propia Biblia explica donde se establece Ismael:
“Ocupó desde Javilá hasta Sur, que cae enfrente de Egipto, según se va a Asur. Se estableció enfrente de todos sus hermanos”. (Gn. 25, 18).

La palabra “semita” como hemos enunciado arriba, identifica a uno de los pueblos semitas, el judío, y pero el termino “antisemitismo”, no se refiere a una fobia contra todos los pueblos semitas, sino sólo contra los judíos, algo que quizás halle su explicación en el hecho de que, contra el pueblo judio se ha desatado un repudio histórico, con una persecución que se ha desarrollado durante la edad Media y aún después, y cuya más atroz manifestación tuvo lugar en la Alemania nazi de mediados del siglo XX. Tanto así que cuando se ha de definir “antisemita”, el Diccionario de la Real Academia lo hace así:

             1. adj. Enemigo de la raza hebrea, de su cultura o de su influencia.

Algo en lo que, por cierto, no se muestra muy coherente el Diccionario, al definir como “antisemitismo” lo que según su propia definición debería ser “antihebreísmo”, palabra que,  no recoge  la Real Academia.


Por otro lado el nombre de Ismael significa “Dios oye” y quiere decir que Dios vió el trato injusto de Agar por parte de Abram y Saraí, y reaccionó frente a él. Ese “nombre” (Ismael)  es un juicio contra Abram, que revela que Dios aborrece cualquier injusticia.

Ismael, junto con sus condescendientes, sería un hombre de contienda, poder y valor. Su deseo de contienda pudiera usarse en una lucha por Dios o contra El. La elección sería suya

Fuente:
Prof. Lucas Jordán.

Biblia de Estudio La vida Plena

Un asunto del corazón que ha trascendido

Un asunto del corazón.

Desde que tenemos memoria, hemos escuchado sobre los conflictos en el oriente medio, Israel, Palestina, franja de Gaza, Cisjordania, territorios ocupados, bombardeos, etc; un conflicto que ocupa siempre el primer lugar en los noticieros internacionales. Su origen para muchos se debe a razones políticas, económicas y/o religiosas.

Sin embargo cuando escudriñamos en las Sagradas Escrituras (Gen.Cap.16-17-18 y 21)  llegamos a un entendimiento pleno de las verdaderas motivaciones, y  no puedo evitar dirigir mi atención hacia los asuntos del corazón, pués sí, en efecto, no era una lucha que se inició en el contexto de lo que hasta ahora se ha desencadenado territorialmente, no hubiera podido medirse en aquel entonces el alcance de lo que fue sembrado en la forma de una cruel discriminación, que diabólicamente entró a dividir  la voluntad de los corazones; generándose un problema familiar muy particular.

Revisando la historia encontramos que : Abram abandonó su tierra, su familia, y sus dioses para caminar por fe cuando Jehová Dios lo llamó. Tenía entonces 75 años y  Sara 65. Habían pasado 367 años después del diluvio.

Cuando Abram tenía ochenta y seis (86) años nació Ismael engendrado en Agar su sierva (ver Gen 16:15-16). Y Cuando nació Isaac, Abram contaba cien (100) años (ver Gen.21:5). De manera que tenía entonces Ismael 14 años cuando nació Isaac.

Ismael no era el heredero de Abram, sino que el heredero fue Isaac. Así que ya había sido sembrada la semilla de la discordia, pues Ismael era el mayor de los hijos de Abram, además Isaac era el hijo de Abram y Sara su esposa,  e Ismael era el hijo de Agar la sierva.

Es en ese contexto que debemos ver el origen de la disputa entre judíos y árabes. De la misma forma como se sintió Caín cuando Dios no se agradó de su ofrenda, así debió sentirse Agar, cuando Abram prefirió al hijo de Sara y la echó de la casa, (Gen 21:8). Pero Dios le había dicho a Abram que hiciera todo lo que Sara le dijera, por tal razón fue que Abram echó a Agar y a su hijo del hogar.

Se había creado una situación de celos, menosprecio, de burla, de abuso de autoridad. Agar fue abandonada con su hijo en el desierto mientras que Sara disfrutaba de todos los bienes junto a su esposo.

Las raíces de los problemas entre los árabes y los judíos hay que buscarlas en la familia de Abram. Es aquí donde comienza esa disputa. Es una situación familiar, una situación entre hermanos.

Ismael se sintió rechazado por su padre quien escogió a Isaac y no a él. Es una historia de burlas, de rechazo, de venganzas. Era el mismo espíritu que había atacado a la familia de Adán, a la familia de Noé, a la familia de Abram, de Isaac y de Jacob. Es el mismo espíritu que ataca a las familias de hoy sembrando la discordia, la división y la maldad entre los hermanos, entre los hijos y los padres. Es el mismo espíritu que hace que miles de hogares sean destruidos. Eso no ha cambiado ni cambiará.

Así que Satanás hace lo mismo con la familia de Abram. Trata y logra sembrar la discordia entre los dos hijos de Abram, entre Ismael, el mayor e Isaac el menor.

Siembra el menosprecio y la burla en Ismael. Y esta burla ocasiona enojo en Sara, quien ordena a Abram que eche a su esposa Agar y a su hijo de la casa.

Satanás volvería a atacar a la familia de Isaac. Logra sembrar el odio, la venganza, el engaño, la envidia, la soberbia, la maldad, la idea del crimen en Esaú, hermano mayor de Jacob.

De familias desunidas, de familias atacadas por Satanás es que nacen los problemas de las naciones. Ismael, padre de los árabes miraba con recelos a su hermano Isaac. Desde entonces ambas naciones se odian y no se pueden ver, aunque son hermanas del mísmo padre.

Y esa lucha que muchos no entienden y que buscan sus raíces en problemas políticos no cesará hasta el final de los acontecimientos. El odio de los árabes es de tal magnitud que le niegan el derecho a Israel a existir como estado y quisieran ver al pueblo judío desaparecer del planeta.

Ismael no era el heredero de Abram, sino que el heredero fue Isaac. Así que ya había sido sembrada la semilla de la discordia, pues Ismael era el mayor de los hijos de Abram, además Isaac era el hijo de Abram y Sara e Ismael era el hijo de la sierva.

Dos familias, dos hijos, un problema que ha persistido durante casi 4000 años.

Lo que existe entre árabes y judíos es la maldad que habitó en el corazón de Ismael, de Agar, de Sara, de Abram y de Isaac. Fueron hechos prisioneros del celo, de la envidia, de la burla, de la injusticia. Se dejaron llevar por cuestiones vanales. Dios quiso ser justo y bendijo a ambas naciones, pero ellos no actuaron como Dios había ordenado. Dios le dijo a Agar que volviera y fuera fiel a su señora, y ella lo hizo, pero luego fue echada de la casa. Ese desprecio de Sara por Agar y su hijo sembró la discordia,

Esa guerra familiar fue la causa para la división. Si eso no hubiera existido, si Sara no hubiera actuado así, si Agar hubiera hecho lo que Dios le dijo que hiciera, hoy no habría dos naciones que se odian, hoy estarían sirviendo al mismo Dios, al Dios de sus padres, al Dios de Abram.


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